Trabajo y pruebas divertidas
Como recordaréis del post anterior, acabábamos de encontrar un apartamento muy bonito cerca de Bondi Junction. Diría que ese fue realmente el punto de partida de mi vida en Sydney. Compartíamos habitación Cyprien, Gorka y vuestro humilde servidor. Mientras seguíamos buscando una persona más para que alquilara la habitación doble, había trabajado algunas horas más en el restaurante mexicano. También seguí haciendo trials (pruebas) en otros restaurantes, solo para estar seguro. En algunos de ellos dije que ya tenía experiencia haciendo café pero cuando intenté hacerlo… digamos que el resultado no fue tan bueno como prometí 😅.
Quiero hacer énfasis en una de las pruebas que tuve. Estaba en un bar/restaurante no muy concurrido y un tanto desorganizado. El nombre del restaurante era “Bert & Roy’s Cafe”. Se encontraba en Bondi Road, a corta distancia a pie desde casa. Llegué a las 09:00 y conocí a uno de los chefs. Era chino y me dijo que podía llamarlo “Panda”. Dijo que el restaurante estaba un poco descuidado y que necesitaban hacer muchos cambios. Aprovechando eso, mientras intentaban devolver al restaurante sus años de gloria, me dijo que podíamos usar ese periodo para ser creativos y cocinar algunos de nuestros propios platos. Me gustó la idea y le dije que podía cocinar paella, risotto, tortilla española, etc.
Me enseñó la cámara frigorífica (el frigorífico para cocinas grandes) y el resto del área de la cocina. En la cámara frigorífica vimos unas cervezas y me preguntó: “¿te gusta la cerveza?”, a lo que respondí “sí”. Me dijo que, desafortunadamente, no había mucho para hacer en el restaurante en ese momento. Pero, si quería, podía intentar cocinar algún tipo de pasta al ajo con camarones que tenían en el menú para que pudiera verificar mis habilidades culinarias.
Cociné el plato y me dijo que estaba contento con el resultado. Tras haber hecho gala de mi potencial culinario, a las 09:30 me dijo que podía irme a casa y regresar a las 15:00. En ese momento conocería a otro chef (una señora asiática que era mucho menos amable y que finalmente fue clave para no contratarme). Antes de irme, me dijo que podía coger una de las cervezas de la cámara frigorífica y bebérmela. Eran las 09:30. Me bebí la cerveza y me fui a casa 🙂
Aparte de las pruebas, como dije, empecé a tener más horas en el restaurante mexicano. El nombre del restaurante era (y sigue siendo) “Fonda”. Me gustó el ambiente y la configuración de la cocina. Empecé lavando platos, como casi todos los que llegan nuevos. Sin embargo, después de mis dos primeros días, comencé a trabajar más en la preparación de los diferentes ingredientes, así como en el área de la parrilla.
En la parrilla cocinaba diferentes tipos de carne mientras preparaba sus aderezos. También aprendí a trabajar con una especie de lámina de metal que se usaba para cocinar tortillas y/o tacos. Básicamente, pones la bola de masa sobre la lámina inferior y con la superior la presionas hasta que alcance el tamaño deseado. Un detalle que vale la pena mencionar es que las láminas de metal alcanzan una temperatura de 150 grados centígrados. Eso significa que cuando tienes prisa y olvidas por un segundo dónde tienes los brazos… Puedes volver a casa con algunos tatuajes al final del día 🙂
La mayoría de las personas que trabajaban en el restaurante tenían el visado Work & Holiday (como yo) o el de estudiante. Había gente de España, Italia, Chile, Argentina, Israel, Francia, etc. Conocí a una pareja de España (Carlos y Cristina) y nos hicimos muy buenos amigos 🙂
Visitando Manly Beach
Trabajo aparte, el 10 de noviembre, viernes, 2017, aprovechando el único día libre que tuve esa semana, fui con Cyprien a ver otra playa famosa de Sydney: “Manly”. Muchas personas se “quejan” de que Manly está “un poco” aislada del resto de Sydney, y es cierto. Para llegar allí, cogimos un ferry desde Circular Quay que tardó unos 30 minutos. También se puede ir allí en autobús o en coche, pero se necestia aún más tiempo. Y, a diferencia de cuando vas en ferry, no puedes disfrutar igual de tan increíbles vistas.
Salimos de casa a las 14:30 y llegamos a Circular Quay para coger el ferry que debería llevarnos a Manly. Estaba empezando a disfrutar de mi vida en Sydney 🙂
Ya había mencionado la sensación de inmensidad que tuve cuando vi el área ocupada por la ciudad de Sydney, y solo quería enfatizarlo nuevamente. Sólo pensando que después de pasar más de 20 minutos en un ferry para llegar a una playa y que todavía seguía estando dentro de la misma ciudad… Una locura, ¿no?
Mientras nos acercábamos a Manly, Cyprien me dijo que había algo que tenía que contarme. De repente, me dijo que dejaría el apartamento dentro de uno o dos días para ir a traabjar en una granja. Para aquellos de vosotros que no sepáis lo que significa “trabajar en una granja”, os daré una breve explicación.
Las personas que vienen a Australia con un visado “Work and Holiday” (462, el mío) o “Working Holiday” (417), están legalmente autorizadas a permanecer en el país durante un año. Sin embargo, si llegas a trabajar por un total de 3 meses en algunas áreas específicas de Australia (rurales), puedes extender tu visado por un año más. No necesariamente tienes que trabajar en una granja o en el campo. Sin embargo, tienes que trabajar dentro de ciertas áreas y, en esas áreas, la mayoría de los trabajos disponibles están en granjas con animales o en campos donde se recogen frutas. Si tienes suerte, dependiendo de tu visa, también puedes trabajar en hostelería. Para obtener más información sobre este tema, podéis echarle un vistazo a este post “Trabajo en granja o agricultura en Australia” 🙂
Volviendo a nuestra historia, me sorprendió un poco lo que Cyprien acababa de decirme. Con todo, cuando llegué a Australia sabía que tendría que enfrentarme a bastantes situaciones como esta. Después de todo, la mayoría de las personas que vienen a Australia no lo hacen para quedarse en un solo lugar. Normalmente vienen a viajar y probar cosas diferentes, por lo que no es de extrañar que decidan cambiar de ciudad o región de vez en cuando.
Me dio un poco de pena porque tenía una relación muy buena con él, pero entendí y acepté que eso también formaba parte del juego Work and Holiday. Cuando llegamos a la playa de Manly, tuve la misma sensación de cuando vi por primera vez Bondi Beach. La playa en sí estaba bien, pero no me pareció espectacular. Yo diría que la gente le da a esa playa una reputación tan alta no por la playa en sí, sino por el área y el ambiente que se respira (y, por supuesto, las olas).
Siento que las playas de Sydney (al menos las que he visto hasta ahora) están un poco sobrevaloradas. No están mal, pero están lejos de ser una de las mejores playas del mundo. Al menos esa es mi humilde opinión. Dejando a un lado el puesto que ocupa la playa de Manly en mi top personal, conocimos a un amigo de Cyprien que resultaba ser “la olla” (“mate“ o amigo en francés) que iba a ir a trabajar en la recolección con él. Pasamos un par de horas en la playa, comimos algo y nos bebimos unas cervezas. Después, cogimos el ferry de vuelta a casa.
En el camino, tuvimos la suerte de disfrutar de estas vistas:
Al igual que digo que las playas no son tan espectaculares en Sydney, tengo que decir que las vistas en el camino de regreso de Manly a Circular Quay son increíbles. Al principio, cuando sales de Manly Wharf, no ves nada más que agua. Poco a poco se empiezan a ver otros ferries y luego algunos veleros. Luego ves algunos pedazos de tierra (o pequeñas islas) y, de repente, puedes apreciar una de las mejores vistas del skyline de una ciudad.
Ves todos los edificios como si acabaran de ser dibujados en una cuadro y a medida que te acercas, comienzas a distinguir algunos tan sorprendentes como el Harbour Bridge o la Opera House. Hasta hoy, estas vistas han sido una de las cosas más hermosas que he visto en Australia. Así que, si vais a Sydney, ¡no os las perdáis!
De vuelta en el apartamento, le contamos a Gorka la decisión de Cyprien. Al igual que yo, se sintió un poco triste, pero también entendió que era su elección y que así era la vida, especialmente en Australia. Llamamos a unos amigos y organizamos una bonita fiesta de despedida, con la paella como “ingrediente” clave.
P.D: En la foto de arriba podéis vernos con caras sonrientes. Eso fue en Darling Harbour, antes de entrar en un club. En Halloween también fuimos a Darling Harbour, pero no nos dejaron entrar en ninguno de los clubes que probamos. Creo que a los porteros de las discotecas de Australia no les gustan los caballos☹️.
La noche de la foto (los cuatro con caras sonrientes), no dejaron entrar a Gorka en un club por el tatuaje (bastante pequeño) que tiene en el cuello. Los porteros nos dijeron literalmente: “No importa si tienes un tatuaje en los brazos o en las piernas, como yo, pero no puedes entrar si lo tienes en el cuello”. He escuchado mejores excusas en mi vida ja, ja. Al final, terminamos en un club de pacotilla donde pagamos 25 AUD solo para entrar, sin ninguna bebida incluida en el precio. Bienvenidos a Sydney 🙂
Buscando canguros en Morisset Hospital
Como recordáis, seguíamos buscando un cuarto inquilino para nuestro super piso en Bondi Junction. Después de algunas “inspecciones” (como les gusta llamarlo aquí), encontramos la pieza que le faltaba a nuestro puzzle: Hannah, una chica de Sudáfrica. En ese momento, tenía trabajo, un apartamento completo y ya tenía algunos amigos, así que mi vida en Sydney estaba bastante bien. En cuanto a los compañeros de piso, de momento, todo bien :). Estoy contento con el ambiente multicultural que tenemos. Entre otras cosas, nos permite hablar un mínimo de 3 idiomas en nuestro día a día 🙂
Dos o tres días después de ocupar la plaza disponible en nuestro piso, Hannah se hacía mayor. Sí, yo también lo estoy haciendo mientras escribo esta post, pero quería decir que ella en concreto estaba añadiendo otra cifra a su edad. Como somos unos compañeros de piso super simpáticos, decidimos prepararle una cena. Era una cena española o, mejor dicho, una cena cocinada por españoles, porque uno de los platos era francés.
Mientras cocinábamos, nos dimos cuenta de que ni teníamos un regalo para ella ni velas para la tarta (y tampoco teníamos una tarta😅. Así que lo hicimos a la manera española: rompimos un par de espaguetis, los unimos con cinta adhesiva para formar el número mágico que Hannah estaba cumpliendo, los encendimos cual velas y los pusimos encima de la tortilla española. Al final terminó siendo una gran noche de bienvenida y cumpleaños 🙂
La cena de cumpleaños tuvo lugar el viernes 24 de noviembre de 2017. El domingo 26 (dos meses después de que mi cifra hubiera llegado a los 28 años), finalmente nos fuimos de viaje para tachar un elemento muy importante de la lista de cosas que queríamos hacer en Australia: ver canguros🦘 . Así, provechando mi domingo libre, Thomas, tres amigos más que conocimos en el albergue (Ludovica, Leo y Arnau) y yo, acordamos reunirnos a las 08:30 en Bondi Junction para viajar hacia Morisset Park.
Para llegar a Morisset Park en transporte público, debéis pasar por la Estación Central. Para que os hagáis una idea, es algo así como Plaça Catalunya en Barcelona (desde el punto de vista logístico, no desde el de la belleza). Nos encontramos en Bondi Junction y después de 20 minutos llegamos a la estación central. Desde allí, tomamos el tren CCN, el cual, después de poco más de 2 horas, nos dejó en Morisset.
El viaje fue agradable y pudimos disfrutar de unas vistas preciosas:
Una vez en Morisset, tenéis dos opciones (sin tener en cuenta los vehículos privados y el autostop): coger un autobús de 3 AUD y 20 minutos que te lleve al Parque Morisset o recorrer los 2,5 km que hay hasta allí. Como eran las 11:15 de la mañana y era un día soleado y caluroso, elegimos la segundo.
Un poco después de haber recorrido la mitad del camino, vimos la primera señal que confirmaba que estábamos en el camino “correcto”:
A medida que nos acercábamos a Morisset Park comenzamos a ver más rastros que indicaban que había seres humanos viviendo en esa zona, casas y caminos incluidos. Pero, esperad un minuto, ¿no íbamos a algún tipo de parque nacional para ver canguros en la naturaleza? Bueno, la respuesta nos la dio una agradable pareja australiana cuando estábamos a unos cinco minutos de nuestro destino, según Google Maps.
-“¿Estáis aquí para ver canguros?”
-“Sí, efectivamente”.
-“Bueno, tal vez os interesaría saber que si vais a Morisset Park no vais a ver ninguno. Es mejor si vais a Morisset Hospital.
Si alguno de vosotros está leyendo esto y quiere ir a ver canguros en Morisset, seguid el consejo de la pareja australiana, como finalmente terminamos haciendo nosotros. Le comenté a la pareja que, ya que estábamos tan cerca de Morisset Park, me gustaría caminar un poco por los alrededores. Nos dijeron que podíamos hacer eso y luego regresar y tomar un atajo para llegar a Morisset Hospital. Así pues, seguimos caminando, pero cuanto más caminábamos, menos probable parecía que íbamos a ver canguro alguno. Al final, resultó que “Morisset Park” no era más que un parque infantil (que ni siquiera llegamos a ver 🤪).
A 20 metros de lo que Google Maps sugirió que era Morisset Park, otro amable anciano australiano de Perth (todos dicen que Perth está bastante bien, a pesar de que es el lugar más aislado de la Tierra) nos dijo lo mismo: “si queréis ver canguros a esta hora del día, tenéis que ir a Morisset Hospital. Ésta es sólo una zona residencial, donde se pueden ver canguros, pero más tarde, cuando vienen a comer las sobras de nuestra comida de los contenedores”. Después de decir eso, se subió al coche y encendió el motor.
Vi a Leo acercarse a él y pensé que le iba a dar las gracias una vez más, pero luego me acrodé de que era de Nápoles… Un minuto después, el anciano amablemente nos dijo a los cinco que podíamos subirnos al coche y que nos iba a llevar a Morisset Hospital 🙂
De camino a Morisset Hospital, aparte de tener la típica conversación sobre nuestro lugar de origen y sobre por qué estábamos en Australia, nos dijo que, en realidad, el hospital al que íbamos era un psiquátrico. En el pasado, se usaba bastante, pero hoy en día sólo tenía un par de edificios funcionales. Mientras nos adentramos en el área del hospital, pudimos ver mucha naturaleza, con sus árboles, lagos y ríos. Así que, finalmente, parecía que el parque nacional que buscábamos estaba allí, en un hospital.
El anciano fue tan amable que no paró el coche hasta que vimos al primer canguro. Si alguna vez llega a leer esta post, gracias de nuevo por su ayuda 🙂
Finalmente, ahí estaba, el primer canguro de nuestras vidas, en medio del camino, saltando mientras abríamos la boca en una señal inequívoca de asombro. Una vez que lo vimos, el anciano se detuvo y, después de darle las gracias de nuevo, salimos del coche.
P.D: Mientras conducíamos, vi a tres personas que habían estado caminando detrás de nosotros mientras íbamos al parque Morisset. Probablemente eran turistas como nosotros. Le dije eso al anciano y, sorprendentemente, más tarde nos los encontramos en el Hospital. Nos dijeron que el anciano los llevó después de decirles que acababa de regresar de llevar a otras cinco personas. Este es el verdadero rasgo australiano que escuché antes de venir aquí, el cual, desafortunadamente, aún no he experimentado en Sydney.
Durante la siguiente hora le demostramos al mundo que éramos seres humanos reales “desarrollados” e hicimos cientos de fotos mientras alimentábamos a los canguros. Como ya había gente allí con ellos, fue fácil acercarse. Les dimos zanahorias principalmente, y algunas otras personas hicieron lo mismo pero con plátanos. Había señales explícitas que mencionaban el hecho de que estaba prohibido alimentar a los canguros… Para ser honestos, investigué un poco antes de ir allí y leí que los plátanos y las zanahorias estaban bien, a diferencia de las hamburguesas y cosas similares. Sin embargo, con el paso del tiempo, me di cuenta de que, independientemente de con qué los alimentes, el simple acto de alimentarlos está mal, porque cambia su rutina y comportamiento. Así que, si veis algunos canguros u otros animales, por favor, ¡no los alimentéis!
Después de tocarlos, hacerles fotos a ellos y a nosotros con ellos, verlos saltar, etc., decidimos que era hora de comer. A medida que nos acercábamos al lago para sentarnos, Ludovica, Leo y Arnau nos dijeron que no habían traído nada para comer. Pensaron que habría algunos bares o tiendas de alimentos cerca (lo cual no fue el caso). Tras despedirnos, Thomas y yo nos quedamos allí para disfrutar de nuestra comida y de las vistas.
Alrededor de las 15:00, decidimos ponernos en marcha para no volver a Sydney demasiado tarde. Una vez más, podríamos haber cogido el autobús, pero decidimos ir a pie. Antes de salir de la zona, vimos a los primeros canguros juntos con muchos más. Fue una sensación agridulce… verlos a todos juntos en grupos… alejándose de nosotros, ja, ja.
Viaje a Palm Beach
El domingo 10 de diciembre de 2017, pude tachar Palm Beach de mi lista de cosas que ver en Sydney. Palm Beach es una bonita playa a dos horas y media desde Bondi Junction. De nuevo, pensando que después de pasar 2.5 horas en transporte público sigues estando dentro de la misma ciudad… ¡Sydney es enorme!
A las 07:00 Gorka y yo nos despertamos. Preparamos algo de comida para llevarnos y nos dirigimos a la estación de tren en Bondi Junction. Desde allí, tomamos la línea T4 para llegar a Martin Place y, después de caminar para comprar algo más de comida, llegamos a la estación de Wynyard. Desde esa estación, en el puesto C, cogimos el autobús L90, que nos llevó desde el centro de Sydney hasta Palm Beach.
Como el viaje no iba a ser corto nos llevamos unos libros. Le había prestado a Gorka “Los 7 poderes”. Es un buen libro que habla de cosas que ya sabemos pero que aún no aplicamos a nuestra vida cotidiana. Cuando empezó a leerlo, se sorprendió por algunas de las cosas decía. Si queréis saber más al respecto, deberíais darle una oportunidad. Es bastante interesante. Por mi parte, estoy leyendo 西遊記, que en inglés sería algo así como “Viaje al Oeste”. Compré la versión en español , pero también tenéis disponible la versión en inglés. Es uno de los cuatro grandes clásicos chinos, una especie de versión china del “Quijote”. Me lo traje a Australia porque sentí que, dado que iba a hacer un viaje largo, también podría leer un libro largo 🙂
Después de un par de paradas, dos italianos (hombre y mujer) se subieron al autobús. Mientras hablaban, le pregunté a Gorka (que habla italiano después de haber pasado un par de años en Italia) si podía discernir de dónde eran. Dijo “Roma”, pero le demostré que estaba equivocado después de interrumpir su conversación y preguntar en italiano de dónde eran. Es increíble cómo a veces somos demasiado tímidos o tenemos miedo de preguntarle algo a alguien y perdemos grandes oportunidades para conocer gente nueva. En ese momento en particular, solo una pregunta sobre su lugar de procedencia nos hizo conocer a dos nuevas personas agradables.
Descubrimos que nuestros nuevos amigos italianos eran de Bolonia. Esa es una ciudad que conozco bastante bien después de haberla visitado dos veces, teniendo a Andrea Melossi como mi súper anfitrión :). Al igual que yo, también estaban en Australia con el visado Work & Holiday. Verónica ya había estado en Sydney durante un año, pero con la visa de estudiante. Volvería a casa para Navidad y luego regresaría a Sydney. Lorenzo, por otro lado, había llegado a Sydney hacía apenas unos días. Pasamos algún tiempo haciendo las típicas preguntas sobre de dónde éramos, cuándo llegamos a Sydney, a qué nos dedicábamos antes de llegar a Australia, etc., y, cuando nos dimos cuenta, había llegado la hora de bajar del autobús y posar nuestros pies sobre la bonita arena rojiza de Palm Beach.
Sorprendentemente, la playa estaba casi vacía. Digo sorprendentemente porque la playa es bastante conocida. Fijaos si es famosa que “Home and Away” se ha grabado allí. ¿Home y qué? ¡Home and Away! ¿Nunca habéis oído hablar de ella? Yo tampoco, pero aparentemente en Australia, o al menos en Sydney, es una serie muy famosa. La playa me recordó un poco a Manly, por el color de la arena y por la altura de las olas. Creo que es una buena playa para aprender a surfear.
Mientras caminábamos, descubrimos que Verónica trabajaba como fotógrafa independiente y Lorenzo estaba aprendiendo fotografía. Gorka también estaba interesado en la fotografía, después de haber hecho un curso algún tiempo atrás. De pronto, me encontré rodeado de personas que convirtieron una corta distancia de unos 15 minutos a pie en una de 60. En su defensa, diré que las fotos que hicieron eran bastante buenas :).
Tras dejar la playa atrás y empezar a caminar hasta el “Faro Barrenjoey”, conocimos a otro fotógrafo profesional, Erik. Erik se crió en OZ, pero pasó algún tiempo de su vida en Canadá. Fue muy amable con nosotros y se mostró muy interesado en compartir información. Así, entre otras cosas, aprendimos que no, no debemos tener miedo de los cocodrilos porque están principalmente en el Territorio del Norte, pero sí, debemos tener miedo de los tiburones porque hay algunas manadas alrededor de Palm Beach.
Además de hablar sobre la naturaleza de Palm Beach, tocamos diferentes palos como los aborígenes, Europa y Australia. Nos dijo que había algunas comunidades de aborígenes que valía la pena visitar. Cuando le pregunté cómo se sentía acerca de la oscuridad que rodeaba las historias de los aborígenes, su rostro me dio la respuesta: estaba muy triste y enojado por la forma en que se trataba a los aborígenes en Australia. Me gustaría conocer a más australianos con los que pueda tener este tipo de conversaciones. Sería interesante aprender más sobre un pueblo tan especial y, si logro hacerlo, tambien lo haréis vosotros 😉.
Después de salir de la playa, comenzamos a caminar por el camino que llegaba hasta el faro. En un momento el camino se bifurcó en dos y, siguiendo el consejo de Erik, elegimos el menos transitado. Mientras caminábamos, nos encontramos con algunos turistas, pero menos de lo que esperaba. Poco a poco, comenzamos a vislumbrar lo que podríamos ver desde la cima: impresionantes vistas de dos playas diferentes divididas por un pedazo de selva tropical.
Una vez en la cima, vimos unos carteles interesantes que hablaban sobre los ciclos de migración de las ballenas. Aparentemente, habíamos perdido la oportunidad de verlas (iniciaron su migración en noviembre). Cuando Gorka y yo nos sentamos a comernos la comida que habíamos preparado en casa, Lorenzo y Verónica… Siguiendo mirando el paisaje. Dos viajes que hemos hecho con italianos, dos viajes en los que éramos los únicos que traíamos comida ja, ja. Finalmente, Erik, tras decirnos adiós, siguió con su camino. Si te encuentras con este blog por casualidad, Erik, quiero agradecerte los consejos, las historias y la divertida caminata hasta el faro :).
Después de terminar el almuerzo, caminamos hasta la playa del lado derecho, la cual no habíamos visitado todavía. Por supuesto, eso nos llevó más de una hora porque hicimos muchas fotos. Algunas más bonitos que otras, pero todas valieron la pena :).
¡Estaba tan contento con las vistas desde allí arriba que decidí saltar!
Una vez en la playa, encontramos una especie de restaurante/bar donde pudimos tomar un poco de agua y descansar. Los italianos siguieron haciendo fotos mientras yo me echaba una siesta. Finalmente, después de darme cuenta de que se estaba haciendo tarde y no íbamos a ir a la playa salvaje (aquella donde llegamos por la mañana) a nadar, decidí nadar en la que tenía menos olas, que estaba llena de veleros.
Después de disfrutar del baño, “zarpamos” y, después de hacer algunas fotos más (¡vamos chicos!) llegamos a la parada del autobús. Desde allí, cogimos el autobús y volvimos a casa. Grazie mille per le foto, ragazzi! 🙂
Como podéis ver (leer), mi vida en Sydney, después de solo un par de meses, está yendo muy bien. Estoy aprendiendo cosas nuevas todos los días (palabras en nuevos idiomas, habilidades en el lugar de trabajo y en mi vida cotidiana, etc.), conociendo a muchas personas de todas partes del mundo y visitando lugares preciosos. Sin embargo, como recordaréis del post anterior, encontrar un lugar para vivir no fue fácil. El trabajo está bien, pero no me están dando muchas horas. Como siempre, hay altibajos en la vida, pero depende de nosotros mismos decidir cómo reaccionar ante ellos 😃.