Normalmente la mayoría de las historias comienzan desde el principio. En mi caso, intentaré seguir ese mismo camino también. Entonces, ¿por qué? ¿Por qué decidí tomarme un descanso de Barcelona? Lo pensé muchas veces: antes de salir de la ciudad, mientras volaba y después de aterrizar en Australia (Sydney). Estaba viviendo en la que hasta hoy ha sido la ciudad más bonita y completa en la que he vivido o visitado. Del mismo modo, conocí a algunos seres humanos increíbles a los que puedo llamar amigos con orgullo. Mi trabajo no era el más emocionante del mundo, pero las condiciones, los compañeros de trabajo y los jefes eran geniales.
Cada fin de semana tenía la oportunidad de asistir a diferentes eventos, de probar nuevos restaurantes y/o de ir a diversas fiestas. Mis relaciones de amistad crecían y crecían y no podía sentirme más feliz con la vida que estaba viviendo. Dicho esto, cada vez que el reloj marcaba las 18:00 y me levantaba de mi escritorio para cogerla mochila, empezar a caminar hacia el ascensor para coger el metro e ir a casa, sentía que faltaba algo. No me sentía satisfecho con mi trabajo. No sentía que lo que estaba haciendo me estaba ayudando a ser feliz o a hacer del mundo un lugar mejor.
Entonces, diría que el punto de inflexión que responde a la pregunta de “¿por qué?” tiene mucho que ver con mi trabajo. Estoy seguro de que no soy el primero que sintió eso antes. Desafortunadamente, siento que tampoco seré el último. Dicho esto, me gustaría aprovechar este post para reflexionar un poco sobre lo que para mí, parece un bucle interminable. ¿Cómo puede ser que, viviendo en un mundo con una variedad tan grande de posibilidades, las personas terminen haciendo un trabajo que odian para ganar dinero y gastarlo en cosas que les hagan olvidar el trabajo que están haciendo? Me recuerda a un capítulo de “Le petit prince”…
No tengo la respuesta a eso. Tal vez nuestra sociedad y el capitalismo tienen mucho que ver. Tal vez la respuesta reside en que las personas tienen demasiado miedo para seguir sus sueños. No estoy seguro. De todos modos, de lo que estoy seguro es de que, independientemente de todas las cosas geniales que estaba viviendo en Barcelona, algo me decía que necesitaba salir de mi zona de confort.
Sentí que necesitaba adentrarme en lo desconocido, viajar, crecer, conocer un poco mejor mi planeta y sus habitantes, dar una respuesta a la pregunta del bucle infinito y encontrar un trabajo que me hiciera sentir satisfecho al final del día. En pocas palabras, sentí que necesitaba seguir mi “leyenda personal” (como Santiago en El Alquimista). Si soy capaz de lograr algunas de las cosas que acabo de mencionar o no es otra historia, que, con suerte, compartiré con tod@s vosotr@s 🙂
