Buscando manzanas
Dicen que “el cambio es la única constante”. Y, así, las cosas comenzaron a cambiar. Terminamos de recoger peras, pero tuvimos que esperar antes de ir a otra granja para recoger otra variedad de peras. Todavía quedaba un largo camino antes de que mi trabajo agrícola en Australia llegara a su fin 🙂 Mientras tanto, nos enviaron a recoger un poco de manzana Fuji. Nos dijeron que sería por uno o dos días como máximo y luego volveríamos a las peras “buenas”. Todavía recuerdo esa frase 🤣.
Como en muchas situaciones en la vida, sobre todo en el trabajo, la gente intentará explotarte y aprovecharse de ti. ¿Por qué digo eso? Porque nos hicieron trabajar durante tres días en un bloque donde, para hacer un contenedor, necesitabas unas dos o tres horas. Nunca había visto algo así antes. Por alguna razón desconocida (desconocida para mí, no para ellos), los árboles estaban vacíos. No tenían ningún fruto en absoluto. Eso se tradujo en la necesidad de caminar y caminar para recoger solo unas pocas manzanas. Era como si estuvieras en medio de la selva tratando de conseguir algo de comida para sobrevivir.
Desde el supervisor hasta el CEO, todos sabían que ese trabajo debería haber sido pagado a la hora o por contrato, pero a una tasa mucho más alta. Sin embargo, nadie hizo nada. Simplemente decían: “Sí, sabemos que esto es injusto, pero no hay nada que podamos hacer”. Recuerdo cómo hablé con algunos de los recolectores tratando de hacerlos rebelarse contra esa situación injusta. Yo les decía: “si todos nos vamos ahora, tendrían que pagarnos más”. Pero, por supuesto, como la historia nos ha demostrado muchas veces, las revoluciones no son tan fáciles.
Algunos dijeron que sólo les quedaba un par de días de trabajo y que no querían ningún problema. Otros, que realmente necesitaban el dinero, por lo que 50 AUD por día era mejor que 0. Por supuesto, la opinión de todos debe ser respetada, pero creo que que ese tipo de comportamiento es lo que desencadenó la esclavitud en el pasado y en la actualidad. Sí, obtienes algo, que es “mejor” que nada. Pero si siempre estás de acuerdo con ese “mejor que nada”, siempre se aprovecharán de ti.
Y después de esos tres días malos (económicamente hablando), ¿qué creéis que ocurrió? Pues que, efectivamente, volvimos a las peras, pero no a las “buenas”. Recogimos algunos pequeños bloques de peras que (no porque estuvieran enfermas, como los manzanos), porque todavía eran muy jóvenes, tampoco tenían mucha fruta. Entonces, durante tres-cuatro días más, mi salario seguía siendo ridículo. Mencionaré que durante esa mala semana estuve trabajando con un compañero. Se llamaba Félix, tenía 18 años y era de Alemania. Era un chico muy amable y aprovecho este post para saludarlo 👋.
Lo pensé durante algún tiempo y después de hablar con mi compañero de cuarto, Jason, un chico de Malasia, decidí intentar cambiar mi situación. Y así, cambié de contratista.
Hora de un cambio: un nuevo contratista
Básicamente, desde el inicio de mi aventura agrícola en Australia, he estado trabajando para Jeftomson. Jeftomson es una enorme empresa agrícola que se especializa en la recogida de peras y manzanas en la región de Shepparton. Tienen muchas extensiones de cultivo, contratistas, supervisores y managers. Cada contratista tiene varias granjas donde traen a los recolectores para trabajar. Así, cuando tomé la decisión de cambiar de contratista, también cambié de granja (a pesar de que estaba trabajando para Jeftomson). Para los que no habéis tenido el placer de recoger manzanas o peras anteriormente, os mostraré ahora cómo son los contenedores y las escaleras.
Por supuesto, ese contenedor en particular es el que usamos en Jeftomson, pero también tuve el “placer” de trabajar algunos días libres en otras granjas. En algunas de esas granjas, usaban contenedores de madera, que eran más grandes y, por lo tanto, tenían capacidad para más manzanas. Eso significaría que necesitaría más tiempo para llenar el contenedor. Eso significaría que deberían pagarte más, ¿verdad? Bueno, sí, “deberían” 😅.
Sin embargo, la realidad era diferente. Era mucho mejor trabajar con contenedores de plástico más pequeños… Algunas de estas granjas también usaban escaleras mucho más antiguas y pesadas, lo que hacía que todo fuera más difícil. Por cierto, normalmente, cuando se trabaja con contenedores de madera, no están en el suelo, sino en algunas plataformas unidas a camiones, que tendríais que conducir vosotros mismos. Como podéis ver, todo está hecho para ayudar al recolector a recoger más rápido y ganar más dinero (modo ironía ON).
La montaña rusa comenzó a subir y bajar y, durante las siguientes semanas, al menos en cuanto al trabajo se refiere, estuve en el lado de arriba. Estaba recogiendo por mi cuenta, los árboles eran buenos, la granja era buena y el manager y los supervisores eran buenos, así que pude ganar un buen dinero. Socialmente, sin embargo, comencé a sentirme un poco solo.
Todos los días pasaba alrededor de 10 horas solo, trabajando solo. Y aunque esta ha sido una excelente manera de conocerme mejor y crecer como persona, al final del día, cuando volvía al hostal para tener una vida “normal”, me sentía tan solo como cuando estaba trabajando. No pretendo ser racista con lo que voy a decir ahora, en absoluto, pero trataré de explicar cómo me sentía en el hostal.
Ya había vivido en el pasado con gente de China. En ese entonces y ahora, a pesar de que hice todo lo posible para socializar con ellos, me resultó muy difícil. Por mi parte, no puedo hablar nada de chino. Algunos de ellos, sin embargo, incluso si no lo hablan perfectamente, pueden hablar un poco de inglés. Por cierto, para que quede claro, no todos en el albergue eran de China, pero todos hablaban chino. Había gente de China, Taiwán, Malasia y Hong Kong.
Sentí que no intentaron en absoluto hacer el esfuerzo de hablar en inglés cuando yo estaba cerca. Debo decir que me sentí orgulloso de mí mismo porque, durante un mes, pude lidiar con esta situación como con cualquier otra. Como si no me importara demasiado. Pero después de un mes trabajando solo y sin hablar con nadie en el hostal (excepto con Jason), además de tener que compartir habitación, baño, cocina, etc., sentí que ya había tenido suficiente. Y así, comencé a revisar Gumtree y Facebook. Y finalmente, el segundo fin de semana de marzo, me mudé a una casa compartida.
Antes de continuar, me gustaría enseñaros cómo se veía cada puesta de sol desde el balcón de mi habitación en el hostal 🙂
Tiempo para más cambios: la casa compartida y mi nueva pareja
Volviendo al hilo principal, no era como si la casa fuera un club de reuniones sociales o algo así. Pero, al menos, tenía mi propia habitación (por primera vez desde que llegué a Australia) y no necesitaba esperar para ir al baño o cocinar. Éramos cuatro personas en la casa. Tim, que era el dueño y venía de Albania, dos chicos de Malasia y vuestro humilde servidor 😁. Uno de ellos no hablaba demasiado. El otro, aunque hablaba mucho más, siempre estaba trabajando, así que no coincidíamos mucho. PD: Otra cosa buena de tener mi propia habitación fue que finalmente pude dormir sin tapones para los oídos. Algunos chicos roncan de una manera increíble 🙂
La vida iba bien y un lunes (que teníamos libre) fui a mi primer trabajo a tiempo parcial. Llamamos trabajos a tiempo parcial a los días en que trabajamos fuera de nuestra granja. Normalmente, los recolectores buscaban este tipo de trabajo cuando sentían que no tenían suficiente trabajando de lunes a sábado. Querían trabajar también el domingo. En mi caso, debido a que habíamos tenido algunos días libres esa semana, me puse de acuerdo con Jason y fuimos a trabajar juntos a otra granja. Era mi primer día trabajando con él, pero no sería el último. Antes de hablar de eso, aquí tenéis una foto de ese día:
El tiempo pasaba y, finalmente, terminamos de recoger peras. Lo siguiente iba a ser la manzana verde (o Granny Smith), pero tuvimos que esperar algunos días antes de que la fruta estuviera lo suficientemente madura. Mientras esperaba, me puse a trabajar dos días podando manzanos. Era la primera vez que lo hacía. Nos pagaron por árbol. El primer día nos pagaron 70 céntimos; al día siguiente, 65 (porque decían que los árboles eran más fáciles de podar, pero no era cierto).
El primer día estaba haciendo demasiado (como incluso el supervisor me diría más tarde). Eso me llevó no sólo a no podar demasiados árboles, sino también a terminar el día con las manos destruidas. Al día siguiente, hice un poco menos (bajé mi nivel de meticulosidad) e hice más árboles. Una explicación rápida: cuando digo que hice demasiado, quiero decir que podé el árbol más de lo que debería, lo que significa que no podaba demasiados árboles porque estaba pasando demasiado tiempo en cada árbol. Y, como quién no quiere la cosa, aprendí una nueva habilidad (podar manzanos) que quién sabe cuándo me será útil 🙂
Después de esos dos días, fui a trabajar con Jason durante algunos días mientras nos preparábamos para nuestra granja. Eso es lo que me dijo mi contratista. Al final, sin embargo, pude recoger con él hasta que terminamos con la manzana verde (como un par de semanas más o menos). Antes de trabajar con Jason, ya sabía cómo recoger. Pero creo que estaba cometiendo algunos errores, como al podar. Significado: estaba siendo demasiado ingenuo.
Una de las cosas que estoy aprendiendo en Australia (y no estoy diciendo que en este país la gente no trabaje o no trabaje de una buena forma) es que en muchos momentos y lugares de la vida, a la gente no le importa demasiado cómo haces tu trabajos, sino cómo de rápido lo haces. Tardé un tiempo en entender y aceptar esto. Pero, al final, poco a poco, día tras día, comencé a dejarme llevar, lo que me sirvió para agregar nuevas habilidades a mi conjunto y comprender y hacer mi trabajo de diferentes maneras.
En pocas palabras, pude entender que no hay una sola manera de hacer tu trabajo. Pude entender que la vida no está escrita en binario, sino que hay muchos colores entre el blanco y el negro. Pude entender que lo que haces no es ni bueno ni malo. La etiqueta debe ponerse después de tener en cuenta cuál es el impacto de tus acciones y cuántas personas se ven afectadas por ellas.
Estas y otras cosas como tratar de no ser demasiado emocional con las diferentes situaciones a las que tengas que hacer frente en la vida, tratar de no pensar demasiado en las cosas en general y tratar de tener siempre un plan B, fueron solo algunas de las cosas que aprendí de Jason. Creo que la clave para mí para aprender mucho de él fue que venimos de orígenes muy diferentes. Su vida e infancia han sido completamente diferentes a la mía.
Esta es realmente la razón principal por la que tengo ganas de viajar y viajar. Puedo aprender muchísimo de todas las personas increíbles con las que me encuentro mientras descubro un poco más de este mundo 🙂
Estaba diciendo que finalmente hice equipo con Jason y terminamos de recoger la manzana verde. Mientras eso sucedía, llegaron San Patricio (nada como el de Suecia) y también Pascua, lo que nos obligó a tener cuatro días libres. Sobre todo eso, tengo algunas pruebas 🙂
PD: La persona al lado izquierdo de la foto es Marcus. Es un buen chico de Hong Kong que conocí cuando todavía estaba en el hostal y con quien también tuve una buena amistad 🙂
Como ya habréis adivinado, estando donde estaba, no tenía muchas opciones de entretenimiento. Había algunos bares, restaurantes y pubs en la ciudad de Shepparton, que, como mencioné antes, estaba a solo 5 km de distancia. Fuimos allí para tomar algunas cervezas el día de San Patricio y también charlamos y bebimos en mi casa. Aparte de eso, sin embargo, mientras no estabas trabajando, no había muchas opciones de entretenimiento.
Para romper la rutina, fuimos a la ciudad de “Bendigo”, que era lo suficientemente grande (alrededor de 100000 habitantes) y que no se encontraba muy lejos (alrededor de una hora y media). La ciudad no estaba mal y además pudimos asistir a algunas de las celebraciones de Pascua, lo que hizo que nuestro día fuera aún más interesante. Pasamos un tiempo deambulando, visitando la ciudad y viendo las diferentes celebraciones. Finalmente, después de comer, regresamos a Mooroopna.
La gran pausa
Trabajamos unos días después de las vacaciones de Pascua y terminamos de recoger la manzana verde. Siguiente fruta: pink lady (la dama rosa. Problema: se supone que esta variedad de manzana madura bajo un clima frío, que era algo que aún no teníamos. Incluso si abril ya hubiera comenzado, lo que significaría que el otoño ya había comenzado, no sentimos mucho el cambio de temperatura. Debido a eso, no pude trabajar durante la segunda y tercera semana de abril. Uno o dos días sin trabajo está bien, tu cuerpo lo agradece. Pero dos semanas es demasiado. Especialmente si estás en un pueblo pequeño sin nada interesante que hacer y sin un coche para moverte.
Cuando la vida te da limones, haz limonada. Ese es un dicho muy bonito y eso es exactamente lo que intenté hacer durante mis dos semanas sin trabajo. Parecía que todo iba bien. Ya había pensado cuánto dinero podría ganar al final de mi temporada de recolección. Sin embargo, a veces la vida no está de acuerdo con tus planes, especialmente cuando no estás a cargo de las circunstancias.
Podría haber maldecido o llorado de rabia, podría haberme enojado o tratar de bailar para que la temperatura bajara, etc., pero, ¿cómo podrían alguna de estas acciones ayudarme? Sé que suena obvio, pero la verdad es que muchas personas en este mundo, cuando la realidad no refleja su propia realidad, se emocionan y reaccionan de una de las maneras que acabo de describir. ¿Con qué objetivo? ¿Con qué propósito? ¿Realmente sacamos algo positivo cuando nos dejamos engullir por torbellinos de emociones negativos? Nada. En cualquier caso, es al revés. Simplemente empeoramos la situación.
Creo que de alguna manera estamos demasiado apegados a estas reacciones emocionales. Estamos enganchados a ellos como si fueran drogas y, aunque sabemos que no nos ayudarán de ninguna manera, sentimos que no podemos hacernos cargo de la situación sin antes haber sucumbido a las emociones negativas. Tras pensar en todo esto, logré hacer toneladas de limonada con las dos semanas de limones que la vida me dio. Esas dos semanas fueron probablemente el período de mi tiempo en Australia donde más crecí.
Traté de encontrar trabajo. Llamé, envié correos e incluso me presenté en algunas granjas. Pero el resultado era siempre el mismo: no había trabajo. Así, una vez que reconocí que estaba haciendo todo lo posible para mejorar esa situación (una situación que no dependía de mí sino del clima) pero no había forma de mejorarla, traté de relajarme y aceptar la realidad tal como era, no como quería que fuera.
Intenté aprovechar todos los días al máximo. Traté de seguir adelante con la planificación del viaje, con la compra del coche, con la preparación de las maletas, etc. También usé el tiempo del que disponía para estudiar francés, hacer yoga y meditación y tratar de pensar en mi futuro. Sobre mi futuro pensé que me gustaría viajar por el mundo mientras ayudaba a la gente. También me gustaría escribir un libro sobre ello y una novela, una regular. Después de estas dos semanas no pude llegar a un plan exacto sobre cómo lograr lo que acabo de mencionar.
Podéis dar por seguro que seguiré intentándolo. Tal vez encuentre la inspiración mientras viajo con Chaves, o tal vez nunca la encuentre. Pero, si eso sucede, y tengo que volver a lo que la mayoría de la gente hace (y odia), al menos, por un pequeño período de tiempo, mientras lo intentaba, pude conocer mi planeta y sus habitantes un poco mejor y escapar del bucle interminable. P.D: Quién me lo iba a decir, la novela se convirtió en realidad casi cinco años después 😁.
Futuro aparte, durante esas dos semanas también pude (finalmente, no fue fácil) comprar un coche! También compré todas las cosas que necesitábamos para nuestro viaje y planifiqué las primeras dos semanas del mismo. ¡Vamos!
También fui con Jason y “Hao”, un amigo del albergue, a intentar pescar algunos peces. Como podéis imaginar, no pescamos ninguno 🤣, pero al menos pasamos un tiempo juntos disfrutando de la madre naturaleza 🙂
Lo que sí atrapé fue una cena increíble cocinada por Elsa, una chica que conocí en el hostal y con quien hasta hoy, todavía tengo una buena relación. Ella cocinó para nosotros (Tim y yo) una gran cena china y pasamos una gran noche juntos 🤙.
El fin del trabajo agrícola en Australia y el comienzo de un sueño hecho realidad
La última semana de abril, después de haber cambiado de contratista nuevamente, recogí la dama rosa (pink lady apple) de lunes a jueves. ¿Por qué cambié de contratista? Porque cuando le dije a mi ex contratista que la última semana de abril iba a ser la última, se volvió loca y dijo que no podía darme un trabajo sólo para una semana porque el gerente de la granja no lo toleraría. Sería el fin del mundo si tuvieran que encontrar a alguien que me reemplazara. Esperad un segundo, ¡tal vez sólo estaba tratando de halagarme y no me di cuenta 😅! De todos modos, el nuevo (y más poderoso) contratista pudo conseguirme un trabajo para la última semana de abril.
Íbamos a trabajar de lunes a sábado (en teoría) pero terminamos antes. Empezamos 40 personas y en las semanas siguientes, a medida que la fruta madurara, contratarían a 100 o 150 personas más. Eso es lo gracioso de trabajar para una gran granja, no les importan los recolectores en absoluto. Cuando la fruta está lista, contratan a tantas personas como sea posible, por lo que recogen su fruta y luego los recolectores, después de algunos días, no tienen más trabajo 😒.
El color no era muy bueno y el gerente y los supervisores se quejaban todo el tiempo. Nos amenazaban diciendo cosas como: “si no sabes cómo hacer el trabajo correctamente, puedes irte a casa. Tengo muchos contratistas llamándome cada 10 minutos para poder traer a su gente”. Traté de poner en práctica algunas de las cosas que había aprendido durante mi tiempo allí. Así, después de inhalar y exhalar y darme cuenta de que era solo mi última semana allí, hice todo lo posible para hacer el trabajo “correctamente” y no preocuparme demasiado por lo que dijeran.
Todo viene y va. Nada dura para siempre. Y, como quien no quiere la cosa, mi trabajo agrícola en Australia llegó a su fin. Habían pasado 2 meses y 3 semanas. Durante ese tiempo, miles de manzanas y peras pasaron de los árboles a mis manos, de mi bolsa a los contenedores y de los contenedores a las bocas de millones de australianos.
Trabajo agrícola en Australia: ✔
Arreglarse para volver a la civilización: ✔
Próxima parada: ¡vamos!